“Parece mentira que cristianos puedan estar en contra de que los perdedores busquen a los suyos”
Gibson: "La derecha española debe asumir el horror de la represión impuesta por el franquismo”
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El prestigioso historiador y escritor Ian Gibson ha publicado un artículo en El Periódico abogando por la investigación de los desaparecidos en la guerra civil. Concretamente, por la del “desaparecido más famoso de la Guerra Civil”: Federico García Lorca. El biógrafo del poeta se une a quienes aplauden “la providencia” de Baltasar Garzón, que ha dado el primer paso para indagar por el paradero de las víctimas perdidas del franquismo, a petición de asociaciones de familias. “La ley de aministía de 1977 no impide investigar lo ocurrido. Si el juez Garzón decide que hubo genocidio, podrá proceder enseguida” remarca Gibson. Además de hacer un llamamiento a la unidad y de criticar a “la vieja guardia” por su discurso rancio, el intelectual tiene dos objetivos claros: que se esclarezcan el paradero de Lorca y las causas de su muerte, y que se le reconozca como un “símbolo de reconciliación nacional”.
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“Queremos saber donde están los restos del mejor embajador español de todos los tiempos. Queremos saber exactamente qué hicieron con él los que se levantaron en armas contra el pueblo español en julio de 1936. Estamos asqueados de tanto bulo, de tanta incertidumbre, tanta mentira” exhorta Gibson en un artículo titulado "Lorca, símbolo de reconciliación". Previamente, el historiador insta a los herederos del poeta a exhumar su tumba. Para ello, arguye una triada de razones: la democracia, los derechos humanos y la memoria histórica. No pide demasiado: “nos conformaríamos con que quedara demostrado científicamente dónde está y cómo murió”. Amnistía vs.
Genocidio
En su opinión, la actual situación de incertidumbre “no es buena para nadie”. “Las cifras que se van conociendo de la represión franquista son tan espeluznantes –y lo serán más- que numerosos investigadores e historiadores están ya manejando los términos genocidio, política y lesa humanidad. Tales crímenes no prescriben. La ley de Amnistía de 1977, preconstitucional, no impide, no puede impedir, investigar lo ocurrido. Si el juez Garzón decido que hubo genocidio podrá proceder en seguida”, remarca.
La cláusula Martens
La misma posibilidad había sido planteada por José Yoldi en un análisis titulado “La Justicia de los vencidos” publicado hace poco por el diario El País. Cabe destacar que, en el mismo texto, Yoldi dejaba otra puerta abierta: la cláusula Martens, un principio incorporado por el derecho consuetudinario según el cual “los abusos sobre los prisioneros o sobre los vencidos debían ser interpretados conforme al derecho común y a los usos entre naciones civilizadas y a las leyes de la humanidad; es decir, que eran constitutivos de delito”. Para el analista, este marco permitiría “la investigación y persecución de los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y la posguerra”.
“La vieja guardia” reaccionaria
Retomando a Gibson, el historiador arremete contra “la vieja guardia”, especialmente, contra Manuel Fraga, “que algo sabe de sentencias de muerte”, por seguir con el discurso de las barrabasadas cometidas por el otro bando. “Pero el otro bando no empezó la guerra y además nadie niega que hubo muchísimos paseos ilegales en la zona republicana. Los vencedores tuvieron 40 años para desenterrar a sus muertos, y lo hicieron a rajatabla”, insiste. “Parece mentira que personas que se consideran cristianas puedan estar en contra, a esta alturas, de que las familias de los perdedores busquen a los suyos, acusándoles, por más INRI , de reabrir heridas que nunca se han podido cerrar” continua, sin duda refiriéndose a las palabras de Mariano Rajoy sobre Garzón. Lorca, símbolo de “reconciliación nacional” Para concluir, nos quedamos con sus palabras sobre el poeta. “Federico García Lorca ha sido, hasta hoy, el máximo símbolo del dolor de su pueblo, machacado y humillado por el fascismo. Lo podría ser a partir de ahora de la reconciliación nacional si la derecha española fuera capaz por fin de asumir y lamentar, con magnanimidad, el horror de la represión impuesta por el franquismo”, precisa el historiador. Ya lo dicen los norteamericanos. La verdad nos hará libres. -->
“Queremos saber donde están los restos del mejor embajador español de todos los tiempos. Queremos saber exactamente qué hicieron con él los que se levantaron en armas contra el pueblo español en julio de 1936. Estamos asqueados de tanto bulo, de tanta incertidumbre, tanta mentira” exhorta Gibson en un artículo titulado "Lorca, símbolo de reconciliación". Previamente, el historiador insta a los herederos del poeta a exhumar su tumba. Para ello, arguye una triada de razones: la democracia, los derechos humanos y la memoria histórica. No pide demasiado: “nos conformaríamos con que quedara demostrado científicamente dónde está y cómo murió”. Amnistía vs. Genocidio En su opinión, la actual situación de incertidumbre “no es buena para nadie”. “Las cifras que se van conociendo de la represión franquista son tan espeluznantes –y lo serán más- que numerosos investigadores e historiadores están ya manejando los términos genocidio, política y lesa humanidad. Tales crímenes no prescriben. La ley de Amnistía de 1977, preconstitucional, no impide, no puede impedir, investigar lo ocurrido. Si el juez Garzón decido que hubo genocidio podrá proceder en seguida”, remarca. La cláusula Martens La misma posibilidad había sido planteada por José Yoldi en un análisis titulado “La Justicia de los vencidos” publicado hace poco por el diario El País. Cabe destacar que, en el mismo texto, Yoldi dejaba otra puerta abierta: la cláusula Martens, un principio incorporado por el derecho consuetudinario según el cual “los abusos sobre los prisioneros o sobre los vencidos debían ser interpretados conforme al derecho común y a los usos entre naciones civilizadas y a las leyes de la humanidad; es decir, que eran constitutivos de delito”. Para el analista, este marco permitiría “la investigación y persecución de los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y la posguerra”. “La vieja guardia” reaccionaria Retomando a Gibson, el historiador arremete contra “la vieja guardia”, especialmente, contra Manuel Fraga, “que algo sabe de sentencias de muerte”, por seguir con el discurso de las barrabasadas cometidas por el otro bando. “Pero el otro bando no empezó la guerra y además nadie niega que hubo muchísimos paseos ilegales en la zona republicana. Los vencedores tuvieron 40 años para desenterrar a sus muertos, y lo hicieron a rajatabla”, insiste. “Parece mentira que personas que se consideran cristianas puedan estar en contra, a esta alturas, de que las familias de los perdedores busquen a los suyos, acusándoles, por más INRI , de reabrir heridas que nunca se han podido cerrar” continua, sin duda refiriéndose a las palabras de Mariano Rajoy sobre Garzón.
Lorca, símbolo de “reconciliación nacional” Para concluir, nos quedamos con sus palabras sobre el poeta. “Federico García Lorca ha sido, hasta hoy, el máximo símbolo del dolor de su pueblo, machacado y humillado por el fascismo. Lo podría ser a partir de ahora de la reconciliación nacional si la derecha española fuera capaz por fin de asumir y lamentar, con magnanimidad, el horror de la represión impuesta por el franquismo”, precisa el historiador. Ya lo dicen los norteamericanos. La verdad nos hará libres.
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