Fuente: http://www.levante-emv.com/
Recuerdo. Familiares de los fusilados tocan el nombre de sus seres queridos, ayer en el cementerio de la Font.
Paco Cerdà, XàtivaLa ya de por sí cruel guerra civil tuvo un desalmado epílogo: los fusilamientos cometidos acabada la contienda. A 34 republicanos de la Font de la Figuera asesinados en estas trágicas circunstancias se les rindió ayer homenaje en la localidad con un monumento descubierto en el cementerio municipal. Más de 200 personas participaron en un acto impulsado por el PSPV al que se sumaron las otras tres formaciones representadas en el consistorio: PP -que gobierna en minoría-, Bloc y UV. La escultura, obra del artista local Jesús Pérez Gramage, representa un libro abierto en el que se han labrado los nombres, la edad y la fecha de fusilamiento de las 34 víctimas. Aquellos dolorosos asesinatos no son historia sino memoria para Rafael Castellote, de 87 años y vecino de la Font. Él combatió en la guerra civil. Uno de los fusilados a los que se honraba, Ángel Lladosa era "como un hermano". A Ángel y a su padre los fusilaron el mismo día y sus restos reposan en Paterna. Para entender de dónde venimosCastellote asegura que "este monumento tenía que haberse hecho mucho antes para que la juventud se entere de dónde venimos. Sólo así podremos entender dónde estamos y a dónde queremos ir. No podemos olvidar nuestra historia. A mí me han detenido, me han metido en la prisión, me han torturadoÉ Me han hecho sufrir mucho y es conveniente que no se olvide", cuenta de carrerilla.Muy cerca se encuentra Enrique Ángel, que tenía sólo once meses cuando fusilaron a su padre. "Esa fue la herencia que me dejaron", cuenta. Ahora tiene 69 años y asegura que a su padre lo mataron "por venganza personal". Lo apresaron, se lo llevaron a un campo de concentración de Albatera, fue trasladado a la cárcel de Valencia y a los seis meses de estar preso, una de sus hermanas acudió a visitarlo y le informaron que ya había "fallecido". "Este monumento llega a los 70 años, pero por lo menos nos da la satisfacción del reconocimiento", explica.La muerte en un pueblo tan pequeño obligó también a exilios forzosos. Fue el caso de la familia de Vicente Barberá Lluch, fusilado en 1942 por ser familiar del general republicano Vicente Rojo. A Barberá lo mataron en el campo mientras trabajaba. Dos tiros por la espalda. Su nieto Vicente Pérez Barberá contaba ayer que "mi madre y mi tía han vivido siempre con el estigma del fusilamiento. Y como estaba mal visto y en un pueblo pequeño la presión era tan grande, salieron hacia Onil y abandonaron la Font de la Figuera". Este familiar señalaba que "no recuperaremos a nuestro abuelo pero sí al menos el honor y la dignidad".
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