jueves, 16 de octubre de 2008

El delito de genocidio del régimen franquista, por fin. Manolo Saco.

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16 Oct 2008

El delito de genocidio del régimen franquista, por fin

00:46, por manolosaco

Está todo tan raro que el hecho de llegar acuerdos entre los grandes partidos puede ser considerado una actitud subversiva. De ello está teniendo pruebas sobradas estos días Mariano Rajoy, con algunos sectores del fundamentalismo de la estrategia de la tensión alarmados por lo que consideran una falta de firmeza de su líder. Todos ellos, convenientemente excitados por los medios de la ultraderecha mediática y episcopal. Aunque la historia explotó ya hace tiempo, con la defección de Oreja y San Gil, cuentan en los aledaños de Génova 13 que el malestar se está extendiendo ahora al ritmo con el que crecen las palmadas y las sonrisas que Rajoy le dedica a Zapatero.

Recordad que anteayer acordaron reavivar el Pacto de Toledo y formar la “Mesa de Reformas Estructurales” de la economía. Antes, ambos partidos, tal como nos anunció Rubalcaba, habían llegado a un acuerdo sobre la ley de las víctimas del terrorismo. No sé a dónde vamos a ir a parar.

Porque en este último punto sí que existen distintas sensibilidades que parecen irreconciliables. Para empezar, la propia definición de quién es víctima del terrorismo, y quién no, ralentizó durante décadas la lucha antiterrorista, un concepto que en lugar de unir a los demócratas sirvió de munición para el debate electoral más repugnante y suicida.

La derecha liderada por George W. Bush reparte los carnets internacionales de terrorista a su antojo, y nuestra derecha mimética dice amén. Salen y entran en la lista de los malos, al antojo de la CIA, Corea del Norte, Cuba, Irán, Libia… según vayan soplando los vientos de los intereses geoestratégicos.

La izquierda española, en cambio, exige el pago de una deuda histórica. Tiene pendiente desde hace sesenta años que alguien defina como terrorismo de Estado el ejercido por el régimen golpista, sus escuadrones falangistas de la muerte y los autores de las pantomimas de juicios sumarísimos que llevaron a la muerte a miles de inocentes.

Los herederos políticos de aquellos bárbaros querrían jugar con la lista a su antojo, como hace el emperador Bush, y bautizar los crímenes de aquella guerra y postguerra española como “santa violencia”, en palabras que firmaría sin duda el santo farsante Escriva (más tarde Escribá) de Balaguer. Pero llegó Baltasar Garzón y mandó parar. El juez parece decidido a imputar por fin un delito de genocidio al régimen franquista, tras las denuncias presentadas por las asociaciones de familiares de víctimas de la Guerra Civil y la represión posterior. Aunque tiene tantos sumarios pendientes en su juzgado que no sé hasta donde podrá o sabrá llegar.

En no pocos círculos jurídicos dudan de que esto sea el comienzo del gran juicio pendiente. Desconfían del edificio jurídico sobre el que está montado el sistema de denuncias. Pero llegue o no a buen puerto, me temo que para el PP aquellos muertos y desaparecidos jamás tendrán la consideración de víctimas del terrorismo a los que amparar con ley alguna. Y menos, aún, si lo dice Garzón.—————————————————————–

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