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García Lorca y el misterio de su cuerpo
Tras años de negativas, la familia del poeta aceptó la exhumación de la fosa colectiva donde habría sido enterrado
Domingo 5 de octubre de 2008 Publicado en edición impresa
MADRID .-
Con el súbito levantamiento del veto familiar a la exhumación de su fosa, el obstáculo más grande que persiste para recuperar los restos de Federico García Lorca es, precisamente, localizar el sitio exacto en el que se encuentra la tumba colectiva.
Hasta ahora, se han señalado tres posibles emplazamientos, todos ellos, en Granada y separados por una distancia de medio a tres kilómetros.
El último dato, el más sorprendente, habla del predio de la Catedral de Granada.
Ese se suma a los dos que, en los últimos diez años, se han convertido en centro de peregrinaje, situados, ambos, en el granadito predio de El Viznar, un sitio donde la gente hace ejercicio y pasea los cochecitos de sus bebes.
Dicen los historiadores que, bajo esos pastizales, podría haber, en conjunto, cerca de 3000 personas fusiladas hace siete décadas, en el choque de dos bandos en la Guerra Civil española (1936-1939). Y que cuatro de esos cadáveres corresponden a los del poeta y a los de sus tres compañeros de infortunio: un maestro de escuela y dos toreros.
"Es muy probable que terminemos usando un geo-radar para ubicarlos", dice a LA NACION Francisco González, de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) de Granada.
Separados por medio kilómetro, los dos sitios en pleno campo están señalados, uno, con un árbol; el otro, con una gran piedra que poco tiene que ver con el conjunto y que, evidentemente, fue llevada a mano hasta allí.
"En aquellos días, dejar una piedra era un modo habitual de señalar la tierra para que no le pasaran el arado por encima ni que se sembrara. Una forma sigilosa de honrar a los muertos", explica González.
La leyenda negra
Hace apenas unos días que la familia García Lorca cambió en 180 grados su posición en este punto y, por primera vez en años de pertinaz negativa, informó su "disposición" a aceptar que la fosa común en la que el poeta fue enterrado en agosto de 1936 sea exhumada.
"Preferiríamos que eso no ocurriera. Para nosotros, abrir la fosa no es cerrar ninguna herida sino, al contrario, removerla. Pero si los familiares de las demás víctimas quieren hacerlo, no nos opondremos", dijo, días atrás, Laura García Lorca, sobrina directa del poeta y presidenta de la fundación que lo recuerda.
Para muchos, la exhumación servirá para terminar con la leyenda negra según la cual el cadáver del autor de Yerma fue removido de allí hace mucho tiempo y recuperado por sus familiares, merced a una negociación secreta con el fallecido dictador Francisco Franco.
El supuesto y macabro acuerdo es lo que, para muchos, explicaría la persistente negativa a que el sitio se tocara. Pero la versión es rechazada de plano por los familiares.
"Todo eso es un disparate, mi tío no fue recuperado del sitio donde está y, por el contrario, nuestro deseo es que permanezca allí", dijo Laura García Lorca.
El historiador irlandés Ian Gibson, biógrafo del poeta, aseguró que la apertura de la fosa servirá para velar cómo fueron los minutos finales del poeta, antes de ser fusilado por los falangistas el 18 de agosto del 36. "Se podrá saber cuántos balazos le dieron, si lo torturaron y si hubo la misericordia de un tiro de gracia, que generalmente se negaba", dijo.
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