lunes, 17 de noviembre de 2008

España se deshace del 20-N

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España se deshace del 20-N

DIEGO BARCALA

La Guardia Civil impide por primera vez la entrada de falangistas al Valle de los Caídos en aplicación de La Ley de Memoria Histórica.

España se quitó el domingo el lastre del 20-N. La Ley de Memoria Histórica adquirió uno de sus grandes valores cuando la Guardia Civil aplicó el artículo 16 del texto aprobado hace un año al impedir el acceso al Valle de los Caídos a dos autobuses fletados por Falange Española. Los camisas azules pretendían homenajear al fundador de su partido, José Antonio Primo de Rivera, en el domingo previo al aniversario de su muerte, el 20 de noviembre.

La normativa no deja lugar a dudas: "En ningún lugar del recinto podrán llevarse a cabo actos de naturaleza política ni exaltadores de la Guerra Civil, de sus protagonistas, o del franquismo". Un numeroso dispositivo de Guardia Civil y Policía Nacional cacheó cada coche que accedió ayer al recinto. Buscaron banderas franquistas o simbología falangista. Cuando llegaron los autobuses del partido del régimen los agentes les interrumpieron el paso por su uniforme azul y su simbología franquista, corona de flores en honor a José Antonio incluida.

El artículo 16 de la Ley prohibe exaltar a José Antonio en el Valle
Indignados, algunos trataron de pasar a pecho descubierto, sin la camisa con el yugo y las flechas. "Si viene Aznar con la gaviota puede entrar y nosotros que también somos un partido legal por qué no podemos", protestó un militante de Falange Española y de las JONS, el partido unificado por el dictador Francisco Franco y que mantiene su legalidad. Este falangista comentó la acción en el interior del recinto. Como algunos otros, consiguió burlar el control camuflado en su coche particular.

Flores frescas
En el interior de la basílica del Valle de los Caídos las flores rojas y blancas de las tumbas de José Antonio y Francisco Franco estaban frescas. Los turistas y los simpatizantes de la dictadura se mezclaron hasta que comenzó la misa tradicional de cada domingo. Dos de los religiosos de la abadía hablaban de los preparativos antes de la misa. "Oye, que aquí pone Franco, no José Antonio", consultó uno de los curas. "No, tiene que haber un error", le susurró un compañero. Finalmente, en la homilía celebrada por los sacerdotes de la abadía benedictina no se hizo ninguna mención a ninguno de los dos.

«¡Zeta-p y Garzón, asesinos son!», gritaron frente a la sede del PSOE

Profundo catolicismo
Entre los feligreses se colaron pocas camisas azules y algún que otro parche con los colores de la bandera de España. Apenas asistieron 150 personas a la homilía. Eso sí, con apariencia de profundo catolicismo practicante. Los funcionarios de Patrimonio Nacional tuvieron que ordenar la fila formada en los pasillos para comulgar. Una pareja joven decidió acabar la misa con un beso sobre la lápida del ex líder de Falange.

Ninguna mención explicó a los turistas en el faraónico monumento que además de Franco y José Antonio están presentes en el recinto 34.000 cuerpos más. Muchos de ellos robados de las fosas comunes cavadas en muchos casos por falangistas para inaugurar el mausoleo en 1958.
Los organizadores del homenaje trasladaron después su recuerdo a la calle de Ferraz, frente a la sede del PSOE, donde la Delegación del Gobierno había autorizado su protesta. Allí derrocharon energía con gritos contra el juez Baltasar Garzón y los socialistas. "¡Zeta-p y Garzón, asesinos son!", "¡Hay censura, a buena dictadura!", gritaron para la sorpresa de los vecinos.

El líder y más veterano de todos ellos, Diego Márquez, tomó la palabra. "Nos han prohibido oír misa. Esa es la libertad de esta España de hoy. La de los políticos que se suben el sueldo y los cuatro millones de parados", proclamó antes de que el Cara al Sol cerrara sus palabras. Con un Padre Nuestro y un Ave María cerraron su primer aniversario de la muerte a José Antonio lejos del resguardo espiritual del valle de Cuelgamuros.
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