Fuente: http://www.elplural.com/
Documentos prueban, además, que su asesino descansa ¡en un panteón de la familia del poeta!
¿Tiene que ver la conducta de los familiares de Lorca con que el Ayuntamiento pepero de Granada es el mayor financiante de su Fundación?
Parece mentira que después de 72 años, la muerte más simbólica de la Guerra Civil española, cuando comenzaba aquel horror fratricida y golpista contra el Gobierno legítimamente elegido por el pueblo español de la Segunda República, que supuso el brutal asesinato del poeta y dramaturgo Federico García Lorca, uno de los grandes genios de nuestras letras y de la Literatura Universal, siga suscitando polémica que, en algunos casos, se parece demasiado a la mala conciencia de ciertos sectores reaccionarios de este país. Aún más chocante es que sea su propia familia, encarnada en la voz y el rostro de su sobrina Laura García Lorca, el principal obstáculo de la restitución histórica de la dignidad de sus restos mortales.
Las razones son diversas y algunas no muy claras, pero la fricción con todos aquellos que han pretendido aclarar aspectos de la vida de su genial pariente va desde Paul Preston, a Ian Gibson, pasando por Félix Grande o el último y esclarecedor documental de Emilio Ruiz Barrachina, Lorca, el mar deja de moverse, basado en las ultimísimas investigaciones de Pilar Góngora y Miguel Caballero en su libro La verdad sobre el asesinato de García Lorca. En todos ellos, la suspicacia de la familia ha torpedeado y complicado en lo posible, datos fundamentales de la vida y obra del escritor, sobre todo en lo concerniente a su identidad sexual, que explica gran parte de su obra, y al fatídico desenlace criminal de su asesinato, con implicaciones políticas y familiares, entre Víznar y Alfácar. Coincidencias Aunque algunos pretenden presentarnos la actitud de la familia García Lorca, sobre todo en la figura de su sobrina Laura, como la de facilitadores ahora de la exhumación de los restos del inmortal poeta, si nos atenemos a la literalidad de sus declaraciones y su actitud ante el tema de la recuperación de los restos de Federico y de la Memoria Histórica, nada parece evidenciarnos este giro, sino más bien su oposición, postura de largo conocida con el apoyo de presuntos intelectuales cuyas declaraciones coinciden, palabra por palabra, con la postura de la familia y los sectores más conservadores de la política y los medios de comunicación de España. Fueron otros Hay que recordar que fueron los familiares de los otros fusilados con Federico, Dióscoro Galindo y Francisco Galadí, junto a miembros de la Asociación para la Memoria Histórica y el historiador Ian Gibson, los que se personaron ante el juez Baltasar Garzón solicitando que ordenara la apertura de la fosa del poeta. Ante la respuesta del juez y sus dictámenes, y su intención de establecer un censo de desaparecidos durante la Guerra Civil en concordancia con la Ley de Memoria Histórica, la familia García Lorca declaró que “no lo impediremos. Aunque nos gustaría que no se hiciera, respetamos los deseos de las otras partes implicadas”, según declaraciones de Laura García Lorca, sobrina carnal de Federico. Ésa es la posición conjunta de la familia. El propio marido de Laura García Lorca adelantó que ”la familia García Lorca acatará, como no podía ser menos, la decisión que sobre la apertura o no de la fosa donde reposa Federico adopte el juez Baltasar Garzón”, argumento que refuerza la afirmación de que no es un deseo sino un acatamiento judicial. “Un poco rara” Una de las reservas aparentes que mantiene la familia es el “miedo a que se convierta en un espectáculo y al morbo”, argumento incomprensible en los que debieran ser los mayores interesados en recuperar los restos de su tío, criminalmente tratado. Ian Gibson, que ha sufrido toda clase de acusaciones al personarse como parte interesada en la exhumación del poeta, ha explicado que la familia García Lorca es un “poco rara en relación con la muerte”. Bien lo sabe él, que sufrió las iras de parte de la familia al publicar algunos de sus estudios sobre el poeta, sobre todo en lo concerniente a su orientación sexual, acusado también de intereses morbosos que nada tenían que ver con la obra de su tío cuando, muy por el contrario, y como argumentó en sus ensayos el sesudo autor irlandés -ya está académicamente demostrado-, son clave de gran parte de su obra y sensibilidad poética, más allá de la anécdota biográfica. ”Otro rojo de mierda maricón” Gibson asegura, y muchos estamos de acuerdo, que si lo desentierran, “Lorca va a poder ser el gran símbolo de la reconciliación de este país”. Sostiene que si se abre la fosa “no se va a desvirtuar nada, se puede hacer un monumento” y respetar el lugar tal como está. Además puntualiza que, aunque cree que echaron cal viva sobre él, unos zapatos o la postura del cuerpo puede aportar mucho. “Yo creo que lo machacaron antes de acabar con él porque sus asesinos consideraban que tenían delante a otro rojo de mierda maricón”. Estos mismos argumentos pusieron muy nerviosos a la familia cuando hace un par de años se estrenaba un documental estremecedor, con el título de “Lorca. El mar deja de moverse”, del escritor y director de cine Emilio Ruiz Barrachina. Esto último es un verso del libro Poeta en Nueva York en el que Federico escribía sobre el asesinato. Suele pasar que, los poetas, tienen esa visión lúcida y casi precognitiva. Odio, conflictos familiares, política y homofobia La película parte de documentos conocidos en los últimos cinco años y las investigaciones de Ian Gibson, Miguel Caballero y Pilar Góngora que, a pesar de ser publicados, han tratado de ser silenciados en parte por el desagrado explícito e incomprensible de la familia, y confirma que el autor de la muerte del gran poeta fue su propio primo, Juan Luis Trescastros Medina, casado con una prima lejana del padre del poeta y dramaturgo de Fuentevaqueros. Este sería el autor material de su muerte. La familia, también en la voz de Laura García Lorca, aseguraba que este documental restaba importancia a las razones políticas de la muerte de su tío, derivándolas a temas familiares y de orientación sexual. Nada más lejano: odio, conflictos familiares, política y homofobia se habrían conjugado en este asesinato. En las listas del PP “Digámoslo ya sin tapujos: la homofobia es fascista” -argumenta el poeta Félix Grande en el documental, dejando claro que la libre opción sexual y afectiva de Federico fue también una razón política de su asesinato, entre aquellos que no respetan la elecciones ideológicas y personales de los otros, y creen que tienen poder sobre la vida y la muerte de los demás. Lo refuerza una emocionada respuesta de Luis Rosales, que además de perder a sus dos grandes maestros y amigos el mismo día, el católico liberal Joaquín Amigo, y a Federico en manos fascistas, cargando con el mochuelo toda la vida de la muerte de su entrañable amigo, aseguró: “la vida del hombre más importante de España estuvo en manos de alguien que no era nada, que no fue nada, que no es nada”. Desgraciadamente, los más zafios siguen detentando, aún hoy, demasiado poder; eso, tampoco ha cambiado nada, como demuestra el hecho de que algunos de los familiares de los autores intelectuales y materiales estén aún hoy en las listas del Partido Popular en Granada. No es que los hijos tengan que pagar por los pecados de los padres, pero lo cierto es que estos hijos, se oponen a devolverle la dignidad a los muertos que asesinaron sus padres. ¿Intereses económicos? En el documental están los testimonios de 25 personas, entre otras las del propio Gibson, de la familia Rosales, de la propia Laura García Lorca o Paul Preston. Según las documentaciones de este libro de Pilar Góngora y Miguel Caballero, el autor ideológico sería Ramón Ruiz Alonso y el material de los hechos sería Juan Luis Trescastros Medina, quien no tenía problemas en ir contando que le había pegado “dos tiros en el culo por maricón”. Como es sabido, no actuó solo en el “piquete” de fusilamiento del autor de Poeta en Nueva York, miembros “todos ellos” de su familia y Acción Popular, como matizó Caballero, quien dijo que, además, Trescastros está enterrado en un panteón de la familia Lorca. Parece un tanto incomprensible que, mientras el asesino material de Federico descanse en el panteón familiar donde debiera estar el poeta, éste, esté tirado como un perro en una cuneta, bajo excusas pretendidamente exquisitas y delicadas. No quiero pensar que la resistencia familiar tenga que ver, como dicen algunos, con intereses económicos de la familia que han “patrimonializado” la obra y la vida de Federico García Lorca, convirtiéndolo en su propia forma de vida. Subvenciones y argumentarios Sería muy triste, en realidad, que una de las figuras más importantes de nuestra historia estuviese al arbitrio de unos caprichos que poco tienen que ver con su grandeza y trascendencia. Para dar todos los datos, hay que decir que es el Ayuntamiento de Granada, cuya corporación controla mayoritariamente el Partido Popular, el mayor mantenedor económico de la Fundación García Lorca, aunque entre los patrocinadores aparezcan hábilmente muchos más, incluyendo los sueldos de su presidenta, Laura García Lorca, cuyos argumentarios contra la Ley de Memoria Histórica coinciden sospechosamente con los del Partido Popular. García Montero Otro que coincide sospechosamente con los argumentos de la familia García Lorca y del PP sobre este particular, es el poeta Luis García Montero, supuestamente de izquierdas aunque su hermano Juan Manuel García Montero sea el delegado popular de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de Granada en lo que se parece bastante a la “pinza política” de otros tiempos, y que advertía contra el peligro de que el desentierro se convierta en “un circo mediático”. No nos sorprende demasiado a algunos cuando fue García Montero quien recibió a José María Aznar en 1997, ya bajo la dirección de su sobrina Laura García Lorca, cuando pudo abrirse el Museo de la Huerta de San Vicente de Granada, y con el soporte económico de la derecha, desde el Gobierno Central y el Ayuntamiento de Granada, lo que le ha ganado enorme consideración y peso en la Fundación -precisamente este año está nominado al Premio Internacional Federico García Lorca-, y en su momento hizo que Aznar dijese que su libro de poemas de cabecera era Habitaciones Separadas de su Cicerone en la casa del poeta republicano fusilado, Luis García Montero. Coincidencias Supongo que serán sólo coincidencias, que el poeta Montero achacó a un favor que le pidió Isabel García Lorca, y que argumenta en un artículo aparecido en el Periódico El País el 11 de enero de 2002, con el título “Un espíritu Difícil” diciendo: “Los complejos mecanismos de la Historia (mejor callarnos y dejarlo así), quisieron que la inauguración se celebrara bajo un Ayuntamiento del Partido Popular y con la presencia de José María Aznar. Isabel me llamó a casa para pedirme que leyera unas palabras en su nombre. Son políticos democráticos, está bien, hay que hacerlo, Federico está por encima, es lo que se merece este país.”. Es verdad que Federico está por encima de los políticos, de los presuntos intelectuales que consiguen prebendas y sus pobres argumentarios, aunque siga enterrado por debajo de los honores que merece. Patrimonialización familiar Parece que el “silencio”, que nunca ha sido argumento de salud histórica, ni democrática, es el argumento de algunos intelectuales supuestamente progresistas, de la familia García Lorca, y de los militantes del Partido Popular. Una pena porque, a pesar de la apropiación de algunos, y de la patrimonialización familiar, Federico nos pertenece a todos, incluso en sus momentos últimos y más trágicos, incluso en el derecho a decidir sobre sus restos, reliquias para los que amamos su obra de un santo laico, de un mártir simbólico de la atrocidad de esta guerra y de todas las guerras. Manuel Francisco Reina es escritor y crítico literario
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