domingo, 7 de septiembre de 2008

A fondo: la búsqueda de los represaliados del franquismo

Fuente: La Opinión de Tenerife.


Dos integrantes de la Asociación de la Memoria de Arucas señalan a uno de los pozos donde hay desaparecidos. la opinión

A fondo: la búsqueda de los represaliados del franquismo
DANIEL MILLET SANTA CRUZ DE TENERIFE
El clamor de los aparecidos

Las asociaciones de la memoria histórica reivindican su derecho a dignificar la figura de los miles de asesinados por la dictadura.

DANIEL MILLET SANTA CRUZ DE TENERIFE Detrás de cada hueso desenterrado, de cada fosa común descubierta, hay una nueva historia que añadir a los volúmenes de la memoria silenciada y, sobre todo, un alivio sentimental para las cientos de familias de toda España que llevan tanto tiempo esperando por saber a dónde fueron a parar sus seres queridos. "Son derechos indiscutibles", opina la abogada María Victoria Hernández. Ella y otros asesores que luchan para que los asesinados por el franquismo en Canarias puedan reposar en una tumba no entienden por eso el revuelo que se ha armado tras la decisión del juez Baltasar Garzón de pedir un censo completo de los represaliados de la dictadura durante y después de la Guerra Civil.Para ellos, lo único que ha hecho Garzón es dar trámite a miles de denuncias que han ido llegando procedentes de todas esas familias a la Audiencia Nacional, avaladas por diferentes leyes. Por ejemplo, la ley de Registro Civil ya obliga a las administraciones a averiguar la procedencia de cada resto humano no identificado y sufragar los gastos correspondientes, deber que refrenda desde el año pasado la llamada Ley de la Memoria Histórica. "Entonces, ¿por qué tanto miedo? ¿Por qué tanta crítica a remover la tierra si es la única vía para encontrar esos restos y que sus demandantes los puedan recibir y poner en una tumba?", se pregunta otra de las hijas de la memoria, Mercedes Schwartz, responsable de la Asociación por la Memoria Histórica de Tenerife. "Garzón no ha hablado de procesos. Simplemente ha dado trámite judicial a las reclamaciones legítimas de unos ciudadanos", explica.Primero fue la propia represión franquista y luego el pacto de silencio de la Transición "por culpa del cual, y en nombre de una dudosa concordia democrática, se suprimió la memoria de los derrotados", escribió Antonio Muñoz Molina. "Si hay miedo a remover la tierra es porque hay mucha mala conciencia", cree Schwartz, para quien la actitud del Partido Popular, de las jerarquías militares y eclesiásticas y de determinados románticos del franquismo está emponzoñando un debate que para ella "no tiene vuelta de hoja". "Dieron su vida por la libertad y la democracia, fueron torturados, asesinados y desaparecidos y, ahora, muchas de sus familias quieren que se les reconozca y recibir sus restos para darles un adiós digno", apunta.Las dificultades. Pero los obstáculos siguen siendo innumerables, sobre todo en aquellos pueblos donde los hijos de los verdugos siguen conviviendo con los hijos de las víctimas. Algunos de los investigadores consultados hablan de curas que no quieren saber nada de los aparecidos, de archivos militares donde se ponen todo tipo de pegas, de familias que no quieren iniciar el proceso o de administraciones que frenan la búsqueda -PP y CC votaron en el Parlamento canario el pasado junio en contra de una Proposición No de Ley en la que se instaba al Gobierno autonómico a elaborar un marco para la recuperación de fosas y exhumación de los restos-. O ahí están determinadas valoraciones de líderes políticos, como las de ayer del vicepresidente del Ejecutivo canario, José Manuel Soria (PP): "No es prioridad de la mayoría de españoles estar escarbando en los muertos de un bando y de otro de la Guerra Civil". Para él, Garzón "puede estar impulsando una cortina de humo para alejar de los españoles los problemas de la economía".Las asociaciones españolas siguen, aún así, adelante. Y es llamativo que la iniciativa sea mayoritariamente femenina. "Las esposas, hijas y nietas de los asesinados sufrieron un doble dolor: el del desprecio y la humillación", recuerda María Victoria Hernández. Ahí están por ejemplo Aralda Rodríguez, de la Asociación de La Palma, el primer colectivo y único hasta ahora en Canarias que ha logrado desenterrar restos humanos; la propia Mercedes Schwartz o Balbina Sosa, vicepresidenta de la Asociación de Arucas, quien fue la encargada de representar a las tres en la entrega ante la Audiencia Nacional de 200 casos de canarios desaparecidos, aquellos sobre los que más documentación se tiene. Cooperación. Tanto la representante palmera como la grancanaria recuerdan que sí ha habido administraciones que han colaborado: ahí está el Ayuntamiento de Arucas, los cabildos de Gran Canaria y La Palma o el Ayuntamiento de Los Llanos. Todas son conscientes, sin embargo, de que la colaboración entre las propias asociaciones isleñas es la piedra angular de la lucha, una lucha que puede deparar en breve el nacimiento de otra asociación en La Gomera, donde algunas familias también se han sumado. "¿Es tan difícil entender y aceptar que deseemos enterrar y dignificar a los nuestros?", concluye Schwartz. Todos los datosLas cifras de desaparecidos. Las cifras de asesinados y desaparecidos por el franquismo distan según las fuentes. Las más solventes hablan de más de 100.000 víctimas mortales por la represión posterior a la Guerra Civil. Hasta el momento, la Asociación por la Memoria Histórica de España ha denunciado alrededor de 30.000 desapariciones. Sólo en Canarias, los historiadores hablan de entre 3.000 y 3.500 desaparecidos. Asociaciones canarias por la memoria histórica. La primera asociación constituida fue la de La Palma, la única hasta ahora que ha logrado la localización y exhumación de cuerpos. En concreto, se han descubierto varias fosas en los montes en Fuencaliente, la primera en 1994 con cinco asesinados, y la segunda en 2006, con 8 cuerpos. Se siguen buscando fosas en esta misma zona de La Palma. Asimismo, la Asociación de Arucas está a la espera de iniciar la exhumación de los cuerpos que se encuentran en varios pozos de este municipio grancanario. Y, por último, está la Asociación de Tenerife, que ha abierto la búsqueda de fosas y la denuncia de los casos más documentados ante la Justicia. Estas tres asociaciones ya han elevado a la Audiencia Nacional 200 casos de canarios.Fosas por investigar. Hasta el momento sólo se ha confirmado el hallazgo de fosas de víctimas del franquismo en los montes de Fuencaliente y en varios pozos de Arucas. Pero existen noticias de más enterramientos. En La Palma se cree que hay más restos en Barranco Hondo (Puntallana) y en diferentes puntos de Garafía, Fuencaliente, Mazo, Tazacorte y Los Llanos. En Tenerife, hay testimonios que apuntan al cementerio de San Juan (La Laguna), a las Cañadas del Teide y a diferentes puntos en Los Silos, La Esperanza, Santa Cruz y Adeje. En Gran Canaria, además de los pozos de Arucas, puede haber más restos en la cima de Jinámar y en Los Arenales.

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Más de 200 familias canarias han ejercido ya su derecho a recuperar los restos de sus seres queridos, asesinados y desaparecidos durante el franquismo. Pero sólo cinco han sido exhumados, identificados y enterrados. Ésta es la historia del primero de ellos, el alcalde socialista de Los Llanos Francisco Rodríguez Betancor.
DANIEL MILLET La abogada que representó a la familia sabe quién es el hombre que desveló dónde estaban enterrados los restos de Francisco Rodríguez Betancor. Pero prefiere no hacerlo público. María Victoria Hernández también explica que los allegados de Francisco González no desean hablar. "Para ellos todo ha sido muy difícil y traumático", alega. Incluso a ella misma la han acusado por la calle de estar removiendo el pasado sólo para sembrar cizaña. Lo que sí puede relatar la letrada es que la persona que comunicó a la familia el lugar de la fosa común hablaba en nombre de otra, también conocida. Era uno de los verdugos, que pidió como favor a un compañero de trabajo que revelara el punto exacto, pero sólo cuando ya estuviera muerto. Y así ocurrió.El socialista, natural de Gran Canaria, Francisco Rodríguez Betancor fue el primero de los asesinados canarios por los franquistas, y el segundo en toda España, cuyos restos fueron identificados y exhumados. Y fue también el primero en ser enterrado con todos los honores. Todo ocurrió hace más de diez años en La Palma, mucho antes de que se aprobara la Ley de la Memoria Histórica y de que el juez Baltasar Garzón promoviera la mayor medida judicial para encontrar a las víctimas de la dictadura militar. Con tan sólo 37 años, ya tenía 6 hijos cuando ganó como cabeza de lista del PSOE las elecciones municipales de febrero de 1936 a la Alcaldía de Los Llanos de Aridane, en la Isla Bonita. Sólo cinco meses después estalló el golpe de Estado. Rodríguez Betancor fue expulsado del cargo, detenido y unos meses después, todavía en 1936, trasladado junto con su teniente de alcalde, José Ruperto León Rodríguez, y otros tres activistas de izquierdas (Antonio Hernández González, Antonio Fernández Rodríguez y Manuel Peña) a un pinar alejado de Fuencaliente. Allí mismo los golpearon y los asesinaron, en el mismo borde del hoyo de dos metros, a los pies de un pino y bajo la pinocha, en el que 58 años después se hallaron sus esqueletos.Su mujer, como tantas otras viudas del franquismo, murió sin conocer el paradero de Francisco. Imaginaba que lo habían asesinado, pero ya no sólo no se lo comunicaron, sino que incluso tuvo que sufrir humillaciones y vejaciones de toda clase. Rodríguez Betancor era un hombre bello, de complexión atlética y apasionado. Por lo menos así se le recuerda. En los archivos, María Victoria Hernández, que también es cronista oficial de Los Llanos de Aridane, ha encontrado episodios curiosos de su vida: la vez que luchó ya siendo concejal para que una casa semiderruida fuera habilitada como colegio, o la ocasión en que se rebeló contra la prohibición de que los niños entraran descalzos a los colegios, o las veces que escuchó y defendió las demandas de los agricultores y ganaderos de Los Llanos. Fue operario de la central eléctrica del municipio palmero, que funcionaba con un motor de un submarino alemán. Y siempre le quedó tiempo para atender a una familia numerosa, como las de la época.A finales de los 80, cuando apenas se hablaba de la memoria histórica y se podían contar con un dedo de una mano los casos en toda España de personas que reclamaban a sus desaparecidos, dos hijos de Francisco Rodríguez comenzaron a indagar qué podían hacer para averiguar donde estaban sus huesos. Contrataron a María Victoria Hernández y el 30 de noviembre de 1993 presentaron una denuncia en los juzgados de Los Llanos para requerir la búsqueda. Alegaron que ignoraban qué fue lo que sucedió, pero que hacía poco un colega de trabajo de uno de los verdugos les había dicho dónde podía estar. Lo habían enterrado en el Pino del Consuelo, Fuencaliente.El 7 de mayo de 1994, exactamente a las 12.30 horas, se da con una fosa común en ese punto. Hay cinco cuerpos. Es una zona de monte público, por lo que no hacen falta permisos especiales. Se dejaron los restos tapados porque era fin de semana y dos días después se prosiguió con los trabajos. El Instituto Nacional de Toxicología solicita el 27 de septiembre de 1994 más datos para la identificación: edades, fotos, todos los detalles físicos posibles, si tenían un diente de oro, alguna lesión grave, alguna característica pecualiar... El 19 de enero de 1995, el Instituto de Toxicología confirma la identificación de los cinco cuerpos.Con la culminación de todos los requisitos, sus hijos por fin pudieron enterrarlo con dignidad. La ceremonia fue organizada con los honores reservados a un alcalde. Hubo mucha tensión, gente que se opuso, que planteó problemas inverosímiles. Hasta alguno se burló. Pero sus hijos y toda la familia vieron su sueño cumplido: que se supiera quién había sido Francisco Rodríguez Betancor, que descansara por fin en una tumba identificada y que le pudieran poner flores. Entonces todos se acordaron de cuando los instigadores del asesinato obligaron a su esposa, poco después de la desaparición, a firmar un documento que ella solicitó para mantener la custodia de tres de sus hijos que habían sido reclamados por familiares grancanarios de Francisco. El documento terminaba así: "Viva España. Viva Franco".

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JUAN JOSÉ JIMÉNEZ Mientras el juez de la Audiencia Nacional, Baltazar Garzón, exige a ministerios, a ayuntamientos, parroquias y registros de camposantos que le remitan información sobre el número e identidad de los desaparecidos durante el franquismo, en Arucas continúan los trabajos del que por el momento es el único pozo del país donde se está trabajando para investigar los restos de represaliados que se cree oculta el de las Brujas. Ubicado en Cardones, Arucas, y de una profundidad estimada en unos 50 metros, según el ingeniero Rafael Peinado, los trabajos se están ejecutando desde hace unos dos meses, y hasta el momento ya se ha culminado la obra civil, que consiste en el brocal y en un pórtico donde se asienta la roldana, sólo a la espera de instalar las reductoras que permitan a los operarios bajar al fondo. Los indicios hallados al su alrededor, como casquillos de bala y una medalla, sumados al contenido de la tradición oral de la zona, han apoyado la dotación de una subvención de unos 300.000 euros del Gobierno de Canarias, tramitada por el Ayuntamiento de la ciudad, para iniciar la investigación. Arucas, junto con Gáldar y Agaete, suman un número estimado de 103 desaparecidos, según señala el historiador Sergio Millares Cantero. Millares Cantero, uno de los especialistas en esta materia, considera que en todo el Archipiélago el número de represaliados por los falangistas, entre fusilados y desaparecidos, es de poco más de mil personas. De ellas, unas 400 se localizarían en Gran Canaria, de las ques 120 fueron fusiladas. En Lanzarote se conoce un caso de represaliado, que sin embargo murió en el campo de concentración de La Isleta, mientras que en Fuerteventura no hay constancia de ninguno. En Tenerife es donde se alcanza el mayor volumen de fallecidos, con una cifra de entre 400 y 500 personas; en la isla La Palma medio centenar, localizado en Fuencaliente, y en la de La Gomera en torno a 20. Estos números contrastan con las estadísticas facilitadas en todo el territorio nacional por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que ha calculado más de 2.500 personas. Millares estima que la iniciativa del juez "es fundamental para poner nombre y apellidos a los desaparecidos". Del lado republicano en Canarias no hubo represalias, según la misma fuente. En Las Palmas de Gran Canaria gobernó durante una semana el bando republicano y fue en Arucas, Gáldar y Agaete donde se refugiaron al perder el poder. En cualquier caso, asegura el investigador, "respetaron la vida de la gente de la derecha". Pero es cuando los militares pacifican el territorio cuando emprenden "una represión brutal, una represión", subraya, "nunca conocida en el Archipiélago". En el resto de España los republicanos sí participaron también en represalias. Pero sí se conoce el número de fallecidos en manos de la izquierda, que fueron contabilizados, estudiados e identificados durante la dictadura franquista. Existe pues, a criterio de Millares Cantero, "la necesidad de compensar esta carencia de información" con los datos de los muertos por el otro bando. Hoy en día, tras casi 70 años de los hechos que el juez Garzón exige estudiar, aún quedan personas que los vivieron, sobre todo los del año 1937, testigos de una represión que generalmente comenzaba al caer la tarde. Como Francisco Santana Travieso, de 71 años, miembro de la Asociación de la Memoria Histórica de Arucas, e hijo de un desaparecido, que lo fue desde que tocaron un siniestro 19 de marzo de 1937 en la puerta de su casa.

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1 comentario:

CLETOTAXIS dijo...

El alcalde que enseñaba a leer a los campesinos desapareció en octubre de 1936, con el pueblo ya en manos de La Falange, y su nombre no volvió a figurar en un papel oficial hasta 10 años después, cuando el juez de paz, a petición de la viuda, anotó la declaración de los tres hombres que le arrancaron de su casa: "Que a Casimiro Sánchez lo llevaron hasta la carretera, donde el jefe local de La Falange les dijo que se lo dieran y que se marcharan. Que no saben nada más". Pero todo el mundo sabe qué pasó aquella noche en Barrado (Cáceres), que no alcanzaba entonces las 1.000 almas.

Sólo un carburo prendido alumbra el salón de baile. En el centro, sentado en una silla, está postrado el alcalde. Trece torturadores, hombres y mujeres, le torearon, le clavaron agujas de hacer punto a modo de banderillas, le sacaron los ojos, le cortaron los testículos. La familia quedó despedazada desde entonces. Hasta ayer, cuando los nietos y los bisnietos volvieron al pueblo desde Tarragona, desde Canarias, desde otros pueblos extremeños para honrar la memoria del abuelo. Y han vuelto con la cabeza muy alta, recordando cuando su madre, hija del asesinado, la llevaba gacha años atrás y repetía en bajito por las calles "asesinos, asesinos".

Junto al monolito inaugurado por el empeño de los socialistas del pueblo, que recuerda al alcalde, al maestro y a un cabrero, todos asesinados en el arranque de la guerra civil, se fotografiaron con el catedrático Gregorio Peces-Barba, que ofreció una conferencia. Y les habló de reconciliación, pero también de la pertinencia de la ley de memoria "que a nadie puede molestar porque no supone sólo un acto de justicia, sino una necesidad para poder sobrevivir".

Sólo del maestro, Severiano Núñez, se tiene certeza de dónde reposan sus huesos. Pero dónde están los de Eloy Muñoz y Casimiro Sánchez es aún un misterio. En el caso del alcalde, la familia hizo todo por buscarlo llegada la democracia. Los asesinos no soltaron una pista. Ya están todos muertos. Las excavadoras entraron en una finca del pueblo vecino hace pocos años, pero los huesos recogidos están a la espera de las pruebas de ADN. Hace ya más de una década, la iglesia del pueblo fue restaurada con sorpresa mayúscula. Un cadáver con un tiro en la nuca y la bala fueron hallados bajo su suelo. Pero nadie vio la necesidad de recuperarlo. Y lo volvieron a enterrar, bajo las losas de la cruceta de la iglesia. ¿Era el cadáver del alcalde? Los nietos de Casimiro no lo descartan. Pero ayer, al menos, Peces-Barba pudo ver en las miradas de las familias de los tres asesinados, cierta cara de alivio. "Es uno de los días más importantes de mi vida", señaló uno de los nietos de aquel alcalde que sólo estuvo en el cargo dos meses.(carmen manzon El pais)

¿DONDE ESTA?

¿DONDE ESTA?
IN MEMORIAN