domingo, 19 de octubre de 2008

Las fosas anónimas del franquismo

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Las fosas anónimas del franquismo

19-Octubre-2008 DPA

El golpe de Estado contra el gobierno republicano estalló hace 72 años, pero aún hoy familiares de las víctimas de la dictadura luchan por hallar las tumbas donde se encuentren sus seres queridos

LA SERNA DEL MONTE.—

La noche del 14 de agosto de 1936, José, Juan, Nicolás y Francisco Gutiérrez dormían en casa de sus padres en ese pueblo, ubicado en la Sierra del Guadarrama, en Madrid.

España vivía tiempos tormentosos: un escaso mes antes, el 17 de julio, el golpe de Estado encabezado por el general Francisco Franco contra el gobierno republicano había desatado la Guerra Civil.

Pero la cosecha no podía esperar, y los cuatro hermanos, de 18, 27, 35 y 38 años, se acercaron desde la capital para ayudar a su padre, Mariano, en las faenas del campo. El pueblo había sido tomado por los sublevados con Franco, y aquel viernes, hasta hoy no se sabe exactamente por qué, los falangistas fueron en busca de José, Juan, Nicolás y Francisco.

Este último pertenecía al sindicato socialista UGT y quizás ello fuera suficiente para que alguien los condenara a morir. Como a otros 15O mil que fueron víctimas de la represión franquista o los 60 mil que se calcula murieron a manos del bando republicano.

“Unos hombres los sacaron de la cama, los montaron en una camioneta y los fusilaron sin más en un descampado en las afueras del pueblo”, relata con amargura Jesús Gutiérrez, sobrino de los asesinados.

“¡Qué tragedia, encontrarse con la muerte sin haber vivido la vida!”, agrega este mecánico electricista jubilado, que tras años de pesquisas está seguro de haber hallado la fosa en la que sus tíos fueron malamente enterrados.

“No entiendo por qué se ensañaron con ellos, unos simples jornaleros sin ningún ideal político”, continúa. “Quizás sólo los mataron para meter miedo a la gente”.

“Mi abuela María sufrió tanto que enfermó y quedó ciega por el dolor”, cuenta Jesús, de 65 años. Tras la masacre, ella, su esposo y las tres hermanas de los fusilados se fueron de La Serna, un pueblo de hoy poco más de 100 habitantes en el que resulta difícil encontrar a alguien que hable “de aquello”.

El único hijo varón que quedó con vida fue Severiano, el padre de Jesús. Él estaba casado y no podía abandonar Madrid, donde trabajaba en la construcción de carreteras. “Siempre recuerdo su rictus de tristeza cuando hablaba de sus hermanos”, cuenta.
Severiano, quien luchó en el frente republicano y estuvo en un campo de prisioneros en Santiago de Compostela, murió en 1953, en plena dictadura franquista. Murió con la amargura de no saber dónde fueron enterrados sus hermanos y sin poder brindarles una sepultura digna. Todavía hoy están considerados oficialmente como “desaparecidos”.

Pero, 72 años después de aquella masacre, eso puede dejar de ser así. Jesús, su hijo, está seguro de haber hallado los restos, en una fosa común que según sus averiguaciones se encuentra en un terreno perteneciente a la Iglesia, en las afueras de La Serna, en medio de un idílico paisaje de encinas, arbustos de zarzamoras y campos en los que pastan vacas.

Para ello contó con la colaboración de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), que hace ocho años empezó con la búsqueda de los alrededor de 40 mil desaparecidos de la Guerra Civil (1936-1939) y la dictadura de Franco (1939-1975) que todavía yacen en tumbas sin nombre y cunetas a lo largo y ancho del país.

Más de cuatro mil cuerpos de 171 fosas anónimas han sido exhumados desde entonces por distintas asociaciones de particulares.

Con la ayuda de un georradar, un aparato utilizado por la Guardia Civil para localizar cuerpos, arsenales de armas o escondites de droga bajo la tierra, los expertos de la asociación encontraron en el terreno señalado por Jesús un espacio subterráneo que, afirman, con casi toda seguridad es la fosa en la que están los restos de sus tíos, así como de otros cuatro habitantes de La Serna también fusilados aquel día.

“Hay que rescatar toda esta historia, para que no vuelva a suceder”, dice Jesús. Cuenta que por ello envió cartas al alcalde del pueblo y al cura pidiendo autorización para abrir la fosa. Pero no recibió ninguna respuesta.

El alcalde, Francisco González Álvarez, pertenece al Partido Popular (PP), el cual se opone a las iniciativas de la ARMH o a la Ley de la Memoria Histórica, impulsada desde el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y aprobada por el Parlamento a finales del año pasado. También rechaza la investigación ordenada a comienzos de septiembre por el juez Baltasar Garzón para elaborar un censo de los desaparecidos, argumentando que todo ello sólo abre viejas heridas y pone en peligro el espíritu de la transición.

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